Convierte tu viejo iPad en un e-reader dedicado

Convierte tu viejo iPad en un e-reader dedicado

Imagen vía: MacWorld

 El día de hoy aparece en MacWorld un interesante artículo sobre cómo convertir un iPad viejo en un dispositivo de lectura dedicado, interesante al menos para todos los que se quejan de que las tablets están llenas de distracciones que van en detrimento de la lectura y que cuentan además con un iPad.

Como ya lo he mencionado en otras ocasiones en este blog, una dura crítica que reciben las tablets de parte de los lectores es que están llenas de distracciones: juegos, redes sociales, notificaciones, correo electrónico, etc., son sólo algunos ejemplos de la dura competencia que enfrenta la lectura en estos dispositivos.

A pesar de lo anterior, es un hecho que las tabletas ganan cada vez más terreno e incluso, captan mayor interés que los e-readers (los dispositivos de lectura que sí son dedicados), quizá por esta misma razón, muchos lectores tienen problemas al momento de decidir entre un dispositivo de lectura dedicado o uno multitarea, y específicamente un iPad. Pues bien, para esos indecisos, MacWorld recomienda no deshacerse de su viejo iPad y convertirlo en un e-reader dedicado. Muchos dirán que no se puede, pero si lo que se desea es leer, no hay impedimentos.

El primer paso es ajustar y preferiblemente apagar las notificaciones, recordemos que el iPad te avisa de todo y en todo momento si se le permite o indica, en lo personal y aunque no pretendo utilizar mi iPad como un dispositivo de lectura dedicado, tengo apagadas el 90% de las notificaciones y no me queda más que confirmar que es una de las acciones más sanas para evitar saltar de aplicación en aplicación sin enfocarte en una en específico y en detrimento de la productividad, en este caso, de la lectura.

Segundo paso y quizá más duro que el anterior, es borrar todas las aplicaciones que no se enfocan en la lectura, especialmente los juegos y las redes sociales. Recuerda que lo que quieres es tener un dispositivo de lectura dedicado, así que de nada servirá dejar Twitter, Facebook, Apalabrados o Angry Birds si estos van a captar mayor atención. Se recomienda entonces dejar todas aquellas aplicaciones que sean de lectura exclusiva como iBooks (la aplicación de lectura de Apple), Kindle, Kobo, Stanza, BlueFire Reader, GoodReader (aplicación para leer PDF), y otras, aunque en lo personal también desactivaría las que cuentan con lectura social, para no caer en la tentación de saltar a la red y dejar de leer.

Para leer en web se recomiendan aquellas aplicaciones tan útiles y que en lo personal me parecen excelentes, como Flipboard e Instapaper, la primera te permite agregar los feeds de tus distintas redes, blogs, diarios y revistas, por lo que recomiendo sólo se agreguen los feeds de blogs y evites agregar Facebook o Twitter. Instapaper, por su parte, permite guardar artículos para una lectura posterior sin necesidad de estar conectado, nada mejor para leer cuando esperas en alguna fila y no tienes conexión a la mano.

Y ya que hablamos de conexión, no está de más apagar el WiFi, si no se van a utilizar aplicaciones como Flipboard, así evitamos caer en la tentación de saltar a Safari y comenzar a navegar por la red. Y tampoco está de más hacer una disciplina en materia de revisión del correo electrónico sólo una o dos veces por día, de hecho, esta debería ser una disciplina no sólo del iPad, sino de productividad empresarial.

Algo que no se menciona el artículo pero con lo que quiero cerrar este post: nada de lo anteriormente mencionado servirá si no existe una disposición real para leer y lo anterior funciona también para el mundo análogo, donde las distracciones no son menores a las de las tablets o cualquier otro dispositivo. Entender que las tablet y otros dispositivos no son el demonio y aprender a administrar nuestro tiempo serán la mejor manera de dedicarle el tiempo necesario o deseado a la lectura, al juego, a la productividad, a las redes sociales. Recordar también que un libro interesante y un espacio cómodo son suficientes para dedicarnos simplemente a leer y no hacer caso de lo que ocurre afuera.

 

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