Esta semana ha causado gran revuelo el lanzamiento de la serie de libros de Harry Potter en formato electrónico. En junio del año pasado, cuando se anunció el lanzamiento de Pottermore, con tienda exclusiva incluida, no fue menor el revuelo, especialmente porque en ese momento la autora de los libros del aprendiz de mago se lanzaba a la aventura de vender los libros sin necesidad de intermediarios: no editoriales, no librerías, no distribuidoras.
El paso de J.K. Rowling de darle la espalda a su editorial y saltarse a los distribuidores a muchos ha parecido arriesgado, ir en solitario sin el respaldo de su editorial y sin acudir a las grandes tiendas en línea para que vendan sus libros es un lujo que definitivamente no cualquier autor se puede dar y, desde luego, no cualquier editorial está dispuesta a aceptar; el caso de J.K. Rowling es bien distinto, tanto sus libros, como las adaptaciones cinematográficas han probado ser exitosos y como muestra de ello están las ganancias millonarias que le han reportado a la autora; en esta ecuación tampoco debemos olvidar a todos los lectores que crecieron con Harry Potter y los que se fueron agregando en el camino, estos definitivamente son los que visitarán y comprarán en la tienda en línea o en cualquier otra tienda, siempre y cuando los libros estén disponibles y el proceso de compra-descarga sea sencillo.
Lanzar su propia tienda en línea, si bien no es un paso natural o el esperado, tampoco es tan arriesgado como muchos afirmaron, al menos no para esta autora quien definitivamente está en condiciones de hacerlo por los mismos motivos que mencionaba en el párrafo anterior y que no son novedad para nadie.
Lo que sí causa sorpresa es que Amazon, que durante mucho tiempo ha sido quien impone las reglas del juego en el mercado del libro electrónico –mientras que las editoriales no tienen más opción que acatarlas–, ahora parece ceder terreno a su imperio y, con tal de no quedarse atrás en la venta de los libros electrónicos de Harry Potter, ha aceptado estar del otro lado del juego, es decir, se ha convertido en una especie de intermediario con la venta de los libros en su tienda en línea y las ventas, aunque se realicen a través de Amazon, tendrán que pasar a la tienda de Pottermore.
Si analizamos más a fondo los movimientos de Amazon, quizá en realidad no sea tan sorpresivo, lo que importa realmente en este negocio es la venta y las ganancias (de preferencia millonarias), si eso implica hacerlo como intermediario con una de la serie de libros infantiles y juveniles más famosa de los últimos tiempos, entonces se pueden dar el lujo de ser intermediarios en este caso exclusivo, así como J.K Rowling se puede dar el lujo de vender por cuenta propia su obra.
Que esto vaya a ser la constante en el futuro de las ventas en línea y de los libros electrónico, dependerá de los escritores y las ventas millonarias de sus obras. Aunque francamente creo que lo que está sucediendo con Pottermore y los libros electrónicos es una “excepción que confirma la regla.”
