¿Los libros electrónicos por los que pagas son realmente tuyos? Una pregunta difícil por todo lo que implica y, nos guste o no, la respuesta es ¡NO!, así con mayúscula, los libros electrónicos que adquirimos no son nuestros, al menos no aquellos que vienen con su respectivo candado conocido como DRM; desafortunadamente son muchas las editoriales, librerías y distribuidores que apuestan erróneamente a este modelo del “libro que es tu libro pero que no es tu libro” y nuevamente, nos guste o no, lo único que adquirimos realmente es una licencia para poder leer el libro, pero no para que sea nuestro; ¿cómo lo sabemos? porque no podemos prestarlo, donarlo, revenderlo, a lo mucho tirarlo si no nos gusta.
Y resulta que en la historia del libro electrónico desde que es libro electrónico tenemos grandes ejemplos de como nuestros famosos derechos como lectores se ven pisoteados frente a intereses editoriales y la mal entendida piratería que, aunque las editoriales no lo acepten, es causada precisamente por este tipo de modelos poco amigables para los lectores. El caso más célebre es, desde luego, la remoción de los dispositivos kindle sin aviso ni autorización de los lectores de “1984″ de George Orwell en 2009. Resulta que el libro lo vendía la gran tienda en .99 centavos, pero tras descubrir que no tenía los derechos para vender la obra, le resultó muy sencillo borrar el libro Orwelliano adquirido por cientos de usuarios de sus dispositivo Kindle. Un verdadero escándalo en aquel entonces, pues eso confirmó no sólo nuestras sospechas de que nuestros libros electrónicos no son nuestros, sino que además nos dimos cuenta que cualquier tienda a voluntad puede entrar y hacer lo que quiera con nuestros archivos y en nuestros dispositivos.
Grave, ¿no? Pues sí y es un tema que se ha discutido mucho, pero eso ocurrió en 2009 y a pesar del escándalo no hemos avanzado mucho con los libros electrónicos y los DRM y, de hecho, se puede llevar a otros ámbitos de los dispositivos móviles; por ejemplo, ¿qué pasa con las aplicaciones, son realmente nuestras?, desafortunadamente para las aplicaciones sucede lo mismo que con los libros electrónicos: si vivo en México y decido viajar a otro país con mi iPad o cualquier otra tableta, corro el riesgo de que mis aplicaciones dejen de funcionar o desaparezcan porque, por absurdo que parezca, en el mundo digital hay fronteras que me convierten en una criminal si decido utilizar dichas aplicaciones fuera de mi país.
Eso fue lo que le sucedió a Jim O’Donnell hace unos días, mientras asistía a una reunión de la IFLA en Singapur y tuvo la mala idea de actualizar sus aplicaciones en aquel país, entre ellas Google Play Books, grande fue su sorpresa al darse cuenta que todos los libros adquiridos en esa tienda habían sido retirados, no bloqueados, borrados del dispositivo porque se encontraba en un país que no es el suyo.
Es decir, que además de no poder regalar, prestar, donar o revender el libro electrónico por el que pagamos, ahora tampoco podemos leerlos donde se nos pegue la gana. Y eso no termina aquí, tal como indican en TeleRead, no sólo permitimos que nuestros dispositivos nos espíen y utilicen nuestros datos a su antojo (cosa ya de por sí muy grave, pero hasta cierto punto rescatable en la medida que apaguemos varias preferencias de privacidad de las aplicaciones), sino que en la transacción no ganamos nada, ni siquiera leer los libros o utilizar nuestras aplicaciones por las que ya pagamos.
¿Hay alguna solución? Llamarlo solución sería presuntuoso, pero al menos una forma de ejercer nuestros derechos es adquirir libros libres de DRM, en el mercado hay varias editoriales y autores independientes que apuesten por este modelo, desde luego que en la mayoría de las ocasiones queremos leer novedades editoriales que se publican únicamente en editoriales cerradas y protegidas con DRM, pero nunca está de más darle una oportunidad a este modelo y dejar de seguirle la corriente a las editoriales.
Imagen vía: Google Play.
Estoy totalmente en contra del DRM, si los libros en papel se prestan ¿Por qué no los digitales? Si los de papel son mios, Por que no los ebooks?.
Mi marido es escritor y tiene sus libros editados en digital y papel. Ante ese convencimiento mio eliminamos el DRM de aquellas copias que administramos directamente nosotros. A los pocos días de colgar su primer libro en Amazon sin DRM se lo piratearon, no vendemos casi nada, no pretendemos vivir de sus libros, pero sí me gustaría que se reconozca su esfuerzo al escribirlos y que no se lucren otros de su trabajo con descargas ilicitas.
Los libros valen 3 euros o 3.8 dólares ¿Tanto cuestan?
No me duele el dinero no ganado, me duele la falta de respeto al trabajo ajeno. Y desgraciadamente mientras no haya respeto las editoriales buscarán mis maneras de usar cosas como el DRM porque a ellas si les duele el dinero no ganado.
Hola Ainhoa:
Desafortunadamente lo que comentas es muy cierto, pero algunos estudios señalan que la piratería no es la primera opción del común de los lectores, eso desafortunadamente no exenta de que suceda. A pesar de ello, creo que el DRM no es la solución y sí dar más opciones de compra y acceso a los lectores, para evitar que caigan en estas prácticas.