Google lanzó recientemente Storybook, una función a través de Gemini, su Inteligencia Artificial, con la que podrás “crear” historias ilustradas de hasta diez páginas. Las historias y las ilustraciones se pueden personalizar con estilos específicos o bien, puedes cargar tus propias fotografías o ilustraciones.
Storybook de Gemini cuenta también con la posibilidad de lectura en voz alta. Está disponible en 45 idiomas y las historias se pueden compartir a través de un link público o imprimirse directamente desde el navegador. Los usuarios con cuenta en Workspace y de estudiante no pueden compartir sus historias.
Hasta aquí lo que puede hacer una función con IA en materia de contenidos para los más pequeños. Pero vale también la reflexión sobre la calidad de esos contenidos, cómo se percibe a la literatura infantil y los destinatarios de estos contenidos.
Además de las preocupaciones que todos conocemos en relación con el uso de IAs generativas, el principal problema que veo con Storybook es que hace creer a la gente que cualquiera no sólo puede ser escritor, sino que cualquiera puede escribir e ilustrar para las y los niños. Lo anterior sin mencionar la idea errónea de que la literatura dirigida a este público se limita exclusivamente a los cuentos.
Como se señala en el Q&A de Storybook
Simplemente inicia una conversación con Gemini y describe el cuento que quieres crear. Prueba algo como: “Crea un cuento sobre un dinosaurio tímido que aprende a bailar y su comida favorita es el pescado.
O:
Crea un cuento que explique el sistema solar a mi niño de cinco años
El terreno de la literatura infantil y juvenil es muy complejo, y no hay nada más alejado de la realidad que pensar que cualquiera puede escribir e ilustrar para este público.
Aunque, poniéndonos honestos, este no es problema sólo de la época en la que vivimos y de la IA; a lo largo de años de evaluar, dictaminar, seleccionar y reseñar libros para niñas, niños y jóvenes, he podido constatar que si hay algo que abunda son libros malos escritos por gente que piensa que un libro para este público es algo sencillo de hacer y su único fin es el educativo.
Esta herramienta también me lleva a pensar en el artículo Is an AI-Bot a good or a bad fictionalist? publicado en All About Digital Publishing. Una pregunta que encuentro francamente ociosa, una IA no es un buen o un mal escritor de ficción, simplemente no es un escritor y no es un ilustrador.
Muchos argumentarán que es una herramienta que puede ayudar a los creativos, en este caso escritores, con sus historias. Y sí, desde luego es una herramienta, pero cuando la utiliza alguien que no entiende la complejidad de la literatura infantil y juvenil, ni al público al que va dirigida, caemos en la repetición al infinito con historias aleccionadoras y con las mismas ilustraciones (algo similar a lo que ocurrió hace algunos meses cuando las redes se saturaron imágenes al “estilo” Ghibli).
Y esto es algo que ya está ocurriendo, como lo demuestra el artículo Generative AI enhances individual creativity but reduces the collective diversity of novel content, publicado en la revista Sciences Advances y donde se señala que:
… el acceso a ideas generadas por IA generativa hace que las historias se consideren más creativas, mejor escritas y más amenas, especialmente entre los escritores menos creativos. Sin embargo, las historias generadas por IA generativa son más similares entre sí que las historias escritas sólo por humanos. Estos resultados apuntan a un aumento de la creatividad individual con el riesgo de perder la novedad colectiva. Esta dinámica se asemeja a un dilema social: con la IA generativa, los escritores se benefician individualmente, pero colectivamente se produce un espectro más limitado de contenido novedoso.
Los subrayados son míos porque encuentro paradójico que se hable de creatividad individual cuando no hay novedad, principalmente si esto ocurre entre los “escritores menos creativos”. Estamos hablando de historias planas que se perciben como mejores, y entonces aquí también estamos uniformando a las y los lectores al ofrecerles las mismas historias. Dejamos de retarlo.
Así que sí, es una herramienta que nos demuestra todo lo que la IA generativa puede hacer (como lo vemos todos los días en el sector editorial) y lo que en el futuro hará, pero eso no implica que esté bien hecho, conozca al lector o lectora, que resulte en una historia poderosa que ofrezca al lector una experiencia estética y narrativa completa, que rete, entretenga, conmueva al destinatario.