Hace algún tiempo, específicamente en el 2015, en la charla ¿La lectura en pantalla, la lectura del futuro? que impartí en el 5o Congreso Innovatics en Chile, un poco para derribar los mitos en torno a la lectura en pantalla como el de que no permite lecturas largas, mencionaba que era curioso que entre los libros más vendidos casi siempre figuraban/figuran las sagas.
Esta idea la retomé en uvejota.com a principios de este año a propósito del artículo publicado en Wordsrated en el que, después de analizar 3,444 títulos best sellers del New York Times entre 2011 y 2021, se concluyó que cada vez se publican libros más cortos. En ese post hago un análisis sobre los libros que se encontraban en ese momento en las listas de los más vendidos o más leídos y curiosamente, muchos de ellos vuelven a ser sagas de más de 400 páginas por entrega y que en su totalidad pueden sumar más de mil páginas.
Por otro lado, hace unas semanas Amazon celebró los primeros 10 años de Kindle Unlimited, su servicio de streaming de libros, y como parte de los festejos publicaron un artículo donde aparece su top ten de los libros más leídos. Y como es de esperar, no sólo en primer se encuentra la serie que aparece en todos los listados habidos y por haber, la saga Harry Potter de J.K Rowling, sino además otros cinco títulos también son series.
¿Qué nos dice que más de la mitad de los libros más leídos en esta plataforma sean series literarias?
Nos dice, entre muchas otras cosas, que los lectores están comprometidos con libros extensos, como ya lo venía discutiendo tanto en la charla en Chile, como en el post en uvejota.com.
Pero vuelvo sobre este asunto, ahora con respecto a los audiolibros, pues recientemente leo en el boletín All About Digital Publishing de Bookwire el artículo Unlocking the gold mine: How to Maximize Retention in Audiobook Series Publishing, donde Nathan Hull analiza la importancia de las series literarias y menciona además que en el terreno del audiolibro “son una bestia más grande”.
Con datos recogidos en Beat Technology de 10 países europeos, realiza un análisis por demás interesante sobre la manera en la que el lector de audiolibros se compromete con las series literarias.
Tanto en formato de libro electrónico como de audiolibro, se observa que cuando los lectores completan el segundo libro de una serie y luego pasan directamente al tercer libro de la misma serie, la tasa de retención es del 57%. Si profundiza aún más en series más largas, la tasa de retención de un lector del libro diecinueve al libro veinte es un asombroso 91%.
Y agrega más adelante:
Publicar series de audiolibros es el negocio de la retención.
En lo particular me gusta más el término “compromiso”, pues en una época en la que los libros en cualquier formato compiten de manera descarnada con tantos otros distractores y actividades; el que un lector se involucre no sólo con un libro o audiolibro, sino con una serie que le va a llevar cientos, quizá miles de páginas o bien, horas de lectura en audio, nos dice que esa percepción que se tiene de que la lectura en pantalla se limita a lecturas cortas y fragmentadas, quizá no sea tan acertada. Aunque en este mundo de las prácticas lectoras no todo es definitivo, baste analizar otros estudios de los que ya he hablado en este blog que aseguran que los adultos y jóvenes ya no leen, o que se venden menos libros.
Desde luego, cuando se trata de audiolibros, el lector puede que la tenga un poco más sencillo ya que el formato le permite la lectura mientras realiza otras actividades, algo sobre lo que he insistito en varias entradas en este blog. Sin embargo, queda la interrogante, ¿por qué porcentaje de retención precisamente en series? ¿un título con principio y fin en una sola entrega es menos interesante? ¿es el autor, el narrador tiene algo que ver?
Como siempre, me vienen muchas interrogantes sobre las prácticas lecturas que resulta apasionante analizar y darnos cuenta que no todo vale para los mismos lectores, no se lee de manera única y es imposible generalizar ya sea que se lean sólo series de audiolibros o que no se esté leyendo para nada.