Cuando Amazon lanzó el Kindle 2, por allá del 2009, uno de los principales desarrollos con los que equiparon a este dispositivo fue la conversión de Texto-A-Voz (Text-To-Speech). Aunque la mayoría de los usuarios recibieron con beneplácito esta característica, las editoriales pusieron el grito en el cielo alegando un problema de derechos de autor. Ese primer intento tuvo que ser desactivado en detrimento de las y los lectores usuarios del Kindle, especialmente de aquellos con discapacidad o debilidad visual.
Más tarde se reactivó el uso del TTS en los dispositivos Kindle y la Kindle App para dispositivos móviles. También se puede usar la reproducción a través de Alexa, siempre y cuando cuentes con el asistente de Amazon.
Como lo he mencionado en muchas ocasiones, soy una lectora asidua de audiolibros en los que interviene un narrador humano. Pero no tengo ningún problema en usar también la tecnología Texto-A-Voz (TTS) o Lectura en voz alta, principalmente en la lectura de páginas web. Lo encuentro muy cómodo en el transporte público, por mencionar un ejemplo.
Todo esto viene a colación porque en mis últimas lecturas realizadas en el Kindle he utilizado mucho esta característica. En el caso del PocketBook, llevo ya bastante tiempo utilizándola. Hasta ahora me van gustando más las voces del Kindle, pero no descarto la del PocketBook donde leo muchos libros en formato PDF que no tienen texto líquido.
Desde luego, habrá a quienes no les guste el uso de la tecnología TTS, ya ni mencionar que hay a quienes no les gusta la lectura de audiolibros pues siguen en la discusión de si se está o no leyendo. Para el uso del TTS debemos estar conscientes de que no tiene nada que ver con la lectura realizada por un narrador profesional, pero cumple bastante en comparación con los primeros intentos de hace años con esta tecnología. Además se trata de una tecnología útil y necesaria para muchos usuarios con problemas de visión, para lectores que están aprendiendo una segunda lengua y, ¿por qué no?, para cualquier lector que no tenga reticencias con los formatos y disfrute de la lectura en voz alta.
Por cierto, hay quienes prefieren el uso del TTS en lugar de un audiolibro narrado por un humano, pues hay esa sensación de que esta tecnología no interviene con el lector interior, no “mete de su cosecha” para decirlo en términos burdos. De hecho, ya desde la creación de los primeros audiolibros para los veteranos de las I y II Guerras Mundiales, se alegaba que la lectura de un narrador profesional, intervenía con la lectura personalísima que puede realizar alguien. Sobre este asunto, recomiendo ampliamente la lectura del libro The untold story of the talking book de Matthew Rubery que ya reseñé por acá y cuya lectura en audiolibro también es muy recomendable.
No lo sé, creo que en este tema específico todos los lectores tienen razón y es cuestión de gustos o de adaptarse, o de tener la necesidad de hacerlo. En lo personal, me gusta la lectura de audiolibros con narradores profesionales, y prefiero por mucho las ediciones unenhanced, es decir, cuando se trata de audiolibros sin música, dramatización, sonido de fondo; aunque hay excepciones, como es el caso de mi reciente lectura en audiolibro de The Sandman de Neil Gaiman.
Y aunque me gusta menos, encuentro muy útil el uso de TTS y cada vez recurro más a esta característica, siempre y cuando cumpla, es decir, que sea una voz menos robotizada. Ya será tema para otro post la lectura de audiolibros utilizando voces creadas por IA.
En mi cuenta de Instagram les muestro el TTS en la Kindle App para lectura en inglés. También les dejo un ejemplo de Text-To-Speech en página web, en Safari. En ambos casos incluyo los cambios de velocidad de lectura.
Hola Verónica.
Muy interesante tu post, soy una persona que casi todo el tiempo escucha libros, ya sean audiolibros o mayormente libros leídos por TTS, puesto que mayormente tenemos más libros en texto digital que leídos por narradores profesionales.
Actualmente me encuentro estudiando el tema de los tts como herramienta para la difusión de la información, puesto que en esta práctica el lector puede escoger el formato de lectura, ya sea si lo lee en pantalla o lo escucha.
Para mi lo más importante siempre será la información que ingrese a nuestro cerebro, independietemente del canal o sentido por donde ingrese.