Sobre el libro impreso y el libro digital

Revisando viejas notas publicadas en otros blogs, me encontré con esta sobre el libro impreso y el libro digital y creo que aún aplica, así que no pude evitar rescatarla.

El libro como formato soporte de la palabra escrita está muy evolucionado. El libro no emite ninguna luz y por lo tanto no cansa tanto como una pantalla. Los libros son objetos tridimensionales cuyo contenido también es tridimensional. En cambio una pantalla líquida no tiene todavía un contenido tridimensional. Pasar página sigue siendo un placer para los sentidos que no consigue el e-book.

También hay fotocopias de libros pero el papel también influye en la legibilidad y ya hace mucho tiempo que el formato de los libros dejó de ser de tamaño folio porque cansa en una lectura atenta. La historia del libro es una historia apasionante en la que se debe reconocer una evolución contínua de su formato para adaptarse al uso. Todavía le queda reinado al libro porque es muy superior a las otras alternativas. Lo que debemos intentar es que haya para todos y de calidad en las bibliotecas públicas.

Como bibliotecaria, desde hace ya mucho tiempo vengo escuchando esta discusión: si desaparecerá o no el libro impreso. Sin embargo, con la lectura de La pantalla del ordenador no acabará con los libros publicado hace unos cuantos días en Publico.es, me vino de nuevo a la mente esta vieja, ya muy vieja discusión que en ciertos momentos me parece ociosa.

En resumen, lo que nos dice este artículo es que el Centro Nacional para la Educación y la Investigación de la Lectura en Noruega ha realizado estudios donde concluye que el formato digital impide la lectura a fondo de un libro, cosa que no sucede con el formato impreso.

En realidad este estudio no es el primero en su tipo y sólo se refiere a la lectura de grandes novelas y desde luego no está tomando en cuenta la lectura de otro tipo de contenidos, como pueden ser los artículos de diarios (que por cierto cada vez son más los que están migrando a las versiones electrónicas), los blogs, los ebooks, etc. Tampoco se está tomando en cuenta que muchas bibliotecas (las que deberían ser las principales defensoras del libro impreso) están comenzando a apostarle a la información y las herramientas de internet, no veo entonces la necesidad de seguir discutiendo si el libro impreso desaparece o no; tampoco me parece productivo defenderlo a capa y espada.

Sin embargo, hay algo que siguen omitiendo estos estudios, los que proclaman la desaparición del libro impreso y los que defienden al mismo: lo importante no es la forma, sino el contenido. Es un hecho que la gente sigue en discusión por el formato y no se detienen a analizar que lo importante es la información que cada uno de estos formatos lleva en su interior. Quizá ha llegado la hora de reconocer que se está leyendo distinto: hace más o menos 5,000 años al inicio de la escritura cuneiforme aprendimos a leer en tabletas de arcilla; más tarde en el Egipto del 1500 a.C surgieron nuevos formatos donde plasmar información como es el caso del pergamino y el papiro; después con la llegada del papel comenzaron los primeros libros bellamente copiados por los amanuenses y escribanos; y posteriormente con la imprenta de Gutenberg comenzó la producción a gran escala de libros impresos; acá, en el México Colonial, los códices prehispánicos fueron remplazados por los primeros libros impresos en este continente. Como vemos, históricamente, los formatos donde leer han cambiado una y otra vez y hemos aprendido a leer en cada uno de ellos, a esto se le llama evolución: una tableta de arcilla no es otra cosa más que un libro, un códice no es más que un libro al igual que ocurre con los rollos de papiro y el pergamino.

El libro se ha mantenido en constante evolución y mi postura es que lo verdaderamente importante es el contenido; creo que es un poco erróneo defender a capa y espada el libro impreso, pues corremos el riesgo de convertirnos en unos coleccionistas que acumulan, con grandes y majestuosas bibliotecas personales que muy escasamente son leídas (conozco casos reales); tampoco cometamos el error de proclamar la muerte del papel. Preocupémonos por lo que hay dentro de cada uno de estos materiales, la información es lo verdaderamente importante. Si los estudios han demostrado que no se lee igual, pues entonces quizá debamos comenzar a leer de una manera distinta, y mejor aún, quizá debamos aprender a leer de dos maneras y disfrutar de la lectura de dos maneras.

En el fondo, me molestan en gran medida las posturas extremas, tanto los que defienden al libro impreso, como los que proclaman su desaparición, como bibliotecaria que ha vivido la transición tanto de formatos como de herramientas, me gusta pensar un poco más abiertamente y aprender a aprovechar las ventajas de ambos tipos de lectura, no estoy ni a favor ni en contra del libro impreso, no proclamo su desaparición pero reconozco los avances de los formatos. Me gusta pensar más en la importancia de los contenidos y el conocimiento que se está heredando a través de los mismos, sin importar el formato.

One Response to “Sobre el libro impreso y el libro digital”
  1. Marcos marzo 24, 2014

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