¿Cómo Internet cambia el funcionamiento del cerebro?

20120608-232713.jpg
“Fabrica” de Andreas Versalius (1543). Vía: Wikipedia

El día de ayer les platicaba sobre la posible repercusión de los libros electrónicos en nuestra memoria, ya que de acuerdo con un par de investigadores la lectura de libros electrónicos hace más difícil de recordar algunos datos de lo leído, como es el caso de los nombres de los personajes.

Aunque esto pueda en un principio ser un argumento en contra del formato electrónico, lo cierto es que, como lo comenté en el post anterior, aún no hay investigaciones que sean concluyentes sobre un tema que, como el libro electrónico, aún se encuentra en pañales. Aún así, estos estudios no dejan de ser interesantes e igualmente importantes, pues cada uno de ellos nos da una pequeña pista de lo que está logrando esta “revolución” del libro.

Por eso el día de hoy, les traigo la otra cara de la moneda, Cómo Internet está cambiando la forma en que funciona el cerebro humano, un artículo publicado hace algunas semanas en el diario argentino La Nación. En el artículo se entrevista a especialistas en distintas disciplinas sobre las repercusiones de internet (que también lo podemos relacionar con la actividad de la lectura de libros electrónicos) en el funcionamiento de nuestros cerebros. La mayoría de las respuestas, basadas en los resultados de distintas investigaciones son bastante optimistas o, al menos dejan la puerta abierta a la adaptación.

Por ejemplo, si bien es cierto que gracias o, mejor dicho, por culpa de las computadoras y dispositivos varios, hoy en día resulta muy difícil recordar números telefónicos o direcciones; es con la llegada de estos dispositivos y programas que podemos mantener varias actividades al mismo tiempo: leer noticias, chatear, escribir un SMS y más; de acuerdo con el jefe de Neurología Cognitiva de Fleni, Dr. Ricardo Allegri, esto se debe principalmente a que antes de la llegada de estas tecnologías, el procesamiento de la información era lineal y ahora se hace en paralelo.

De hecho sí, es más difícil recordar datos por el cúmulo de información y por la manera en que ésta se estructura actualmente; sin embargo,la Dra. Alba Richaudeau, neuropsicóloga del Hospital Austral y el Instituto Argentino de Psicología Aplicada, dice que no debemos maldecir a las tecnologías, para las generaciones anteriores acumular información y datos era algo necesario, pero los niños de hoy no pueden ni deben seguir aprendiendo a través de la acumulación de información, pues ellos ya están aprendiendo diferente y memorizar datos no es relevante.

Otros estudios que dan en el tema de la memoria señalan que aunque redes como Twitter, donde impera la brevedad, pueden estar mermando la memoria y las capacidades de lenguaje, que vuelve a fortalecerse si utilizamos Facebook, ya que las actualizaciones de nuestros contactos nos obligan a recordar siempre cuál era su estado anterior, lo que a su vez nos sirve para interactuar con dichos contactos.

Algunos otros investigadores señalan algo que resulta sumamente interesante y es que, si analizamos cada estudio de manera individual, siempre tendremos un resultado que sea favorable o desfavorable para los procesos de nuestros cerebros; por eso es necesaria una evaluación que enfoque al mayor número posible de estudios y así tener un panorama general donde se vean las ganancias y las pérdidas, por ejemplo, si bien es cierto que actualmente Internet está funcionando como una memoria externa donde descargamos nuestros datos que ya no recordamos tan fácilmente, este mismo espacio que estamos liberando en nuestros cerebros ayuda a desarrollar otras capacidades que nos permiten interactuar y procesar toda la información. Y si nos quedamos en el tema de la mala memoria como resultado del uso de estas tecnologías, también es importante señalar que otros estudios aseguran que mientras un individuo esté más conectado a las redes sociales, hay mayor probabilidad de retrasar la pérdida de la memoria en la edad adulta.

Como lo mencionaba en un principio, no es bueno dar conclusiones y debemos valorar de manera global, también es importante entender que estamos en una época diferente que nos requiere comportamientos y funcionamiento distinto, resultaría imposible que nuestro cerebro responda como lo hacía para las necesidades de hace un siglo o 50 años. Por otro lado, y como bien lo señala Mark Mapstone al final del artículo, el ser humano desde siempre se ha enfrentado a la tecnología y ésta le ha exigido modificaciones, controlar el fuego y encender una fogata, o bien leer en una tablilla de arcilla y después leer en un libro impreso, representaron en su momento adaptaciones y modificaciones en el funcionamiento de nuestros cerebros.

Deja un comentario