¿Estamos leyendo más gracias a los libros electrónicos?

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Foto vía: uvejota.com

Como ya he mencionado en otras ocasiones, el libro electrónico ha desatado un sin fin de estudios que, lejos de ser concluyentes, dejan más dudas sobre la “realidad” de la lectura en e-readers y otros dispositivos.

Algunos estudios afirman que la lectura en pantalla no es lectura ya que el lector debe de enfrentarse a un mundo de distracciones disfrazados de links relacionados, juegos, redes sociales y microblogging, estos estudios afirman que no se puede hablar de una lectura profunda requerida, por ejemplo, para leer una novela. Otros estudios más optimistas, por su parte, aseguran que la lectura electrónica está propiciando que se lea más, que se lee en ambos formatos y, lo que es más interesante, está propiciando que lean los que antes no hubieran pensado en hacerlo; además dos sectores de la población son los principales beneficiados del nuevo formato: los niños quienes, antes las posibilidades de interacción que presentan muchos libros electrónicos, se sienten atraídos por las letras; los lectores más adultos, quienes ahora ven con la posibilidad de agrandar las fuentes y de no cargar tantos libros, ven en los libros electrónicos una oportunidad de volver a leer.

Un ejemplo muy interesante de lo que comento es el artículo Does Digital Publishing Really Encourage More Reading? publicado en Publishing Perspectives y donde hablan del caso de los lectores en Rusia que aunque estén leyendo menos en formato impreso, paradójicamente y gracias a los libros electrónicos y las redes sociales leen más que antes.

Otros estudios a tomar en cuenta son The rise of e-reading, publicado por el Pew Research Center y que menciona que gracias a las tabletas y dispositivos de lectura dedicados los estadounidenses están leyendo más. Understanding the digital consumer es, por su parte, un estudio realizado al público británico donde se concluye que los niños están leyendo más en computadoras y dispositivos de lectura dedicados.

¿Quién dice la verdad? ¿Se lee más? ¿Se lee menos o, como aseguran muchos, sencillamente no se lee?

En la lista podría mencionarles más ejemplos a favor de cualquiera de los argumentos; sin embargo, debemos reconocer que la lectura electrónica a pesar de haber surgido en 1971 gracias a Michael Stern Hart (1947-2011), aún se encuentra en pañales y falta mucho para entender las verdaderas repercusiones de leer a través de las pantallas.

A pesar de lo anterior, es importante aclarar algo que quizá no se esté tomando en cuenta al momento de dar argumentos a favor o en contra de la lectura electrónica; quizá por primera vez existe la posibilidad de hablar de una diversidad de lecturas que, si bien es cierto que ya existía desde el libro en papel, ahora es más visible: lectura no sólo de libros en formato electrónico, sino también de revistas, de blogs, de diarios y sitios de microblogging como es el caso del famosísimo Twitter que además ha ayudado a visibilizar el “microrrelato”.

Sin duda se lee más y se lee distinto, es necesario hablar de lecturas y no de la lectura como un ente que sólo admite hojas y hojas empaquetadas en algo conocido como libro, que sí, visto con amor, huele bonito y suena bonito el pasar de sus hojas. Y sí, quizá al ser humano, a veces tan reacio al cambio, no le guste que la lectura esté cambiando.

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