¿Millennials se aferran al libro impreso?

Imagen vía: Designing books for tomorrow's readers: how millennials consume content

Imagen vía: Designing books for tomorrow’s readers: how millennials consume content

Hace un par de semanas Publishing Perspectives y Publishing Technology publicaron el reporte Designing books for tomorrow’s readers: how Millennials consume content (Diseñar libros para los lectores del mañana: ¿cómo consumen contenidos los millennials?), un reporte resultado de la conferencia del mismo nombre realizada por Publishing Perspectives con datos de una encuesta previa realizada a 1000 personas en Estados Unidos y pubicada por Publishing Technology. Estos resultados no pueden dejarnos indiferentes pues, en ocasiones, en materia de lectura en pantalla y jóvenes damos muchas cosas por sentadas, por ejemplo, muchos afirman que los jóvenes ya no leen, otros aseguran que sólo viven pegados a sus pantallas, otros más dan por sentado que son nativos digitales sin entender del todo que ser un nativo digital no implica necesariamente entender y aprovechar realmente la tecnología, en fin, en esta materia hay muchos mitos o prejuicios que nunca está de más volver a poner sobre la mesa para saber si no nos estamos equivocando y, desde luego, perdiendo a lectores potenciales en el camino.

De acuerdo con este reporte (la generación de los millennials, también conocida como Generación Y, es decir la población entre 18 y 34 años nacidos entre 1982 y 2004), más de 3/4 partes (79%) habían leído un libro impreso en 2014, mientras que sólo el 46% leyeron libros en tabletas, 37% en computadoras personales, 36% en dispositivos de lectura dedicados y el 36% gastó más en libros impresos que en 2013, de hecho, 52% adquiere sus libros en librerías, 45% en librerías de viejo y 53% en bibliotecas públicas, en contraste, sólo 40% adquiere sus libros en librerías electrónicas.

¿Esto significa que los millennials se aferran al libro impreso? Yo no me aventuraría a afirmarlo. Aunque la mayoría de blogs donde se ha replicado esta información así lo proclaman y a simple vista pareciera que es lo indica el estudio, de hecho, en el mismo se menciona que los jóvenes están aprovechando lo mejor de ambos mundos y han sabido integrar la tecnología a sus vidas, al mismo tiempo que utilizan productos físicos físicos y digitales de forma regular; es decir, que aunque el estudio muestra que hay una preferencia por la “vida análoga,” esto de ninguna manera significa que exista una negación total a las tecnologías, por ejemplo,  en el descubrimiento de libros  sigue siendo importante el “boca en boca” (45%), pero los jóvenes comienzan a utilizar las redes sociales (34%), los buscadores en internet (32%) o las bibliotecas y librerías físicas (la  cuarta parte de los encuestados) para este mismo fin.

Como les comentaba al principio de este post, hay muchos mitos en relación a la forma en que los jóvenes se relacionan con la tecnología; así que lo que este estudio quizá nos esté mostrando realmente es que, aunque los jóvenes utilizan las tecnologías, prefieren los libros impresos porque no saben qué otras cosas pueden encontrar a través de la tecnología, como lo mencionaba, decimos que “nacieron con el chip integrado” pero esto no significa que sepan cómo usarlo y lo mismo menciona Michael Cairns, CEO de Publishing Technology:

Este estudio puede alentar a los editores para que se den cuenta que la lectura sigue siendo una parte vital del panorama de los Millennials y pone a prueba nuestros supuestos sobre una generación de jóvenes nacidos en la era digital que no están todo el tiempo conectados, como solemos creer. Este grupo creciente de compradores de libros confía en las recomendaciones de lectura de sus amigos y a menudo prefiere pequeñas muestras de lectura que pueda compartir libremente, además de que espera poder leerlas en cualquier lugar y momento sin importar el formato o la plataforma. Para captar a los lectores de hoy y cultivar a los lectores del mañana, los editores deberán enfocarse en trabajar sus contenidos en distintos canales e integrarlos a las vidas de estos jóvenes tanto en impreso como en digital.

En resumen, que no todo es blanco o negro y ningún actor del mercado del libro debe dar las cosas por sentado con los jóvenes, así que lo mejor será ofrecer distintos formatos y pensar en distintas formas de consumo.

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