Foto vía: Guizmo Watch
Cuando hablamos del mundo “en línea” y de las redes sociales, muchas veces pensamos en el vértigo que debe producir a cualquier lector o cualquier usuario de estas tecnologías el tener que enfrentarse a cientos, si no es que miles, de datos e información, para muchos de nosotros no es raro escuchar del famoso término “infoxicación”, utilizado muy a menudo para referirnos precisamente a un síntoma propio de una época donde existe más información de lo que humanamente puede consumirse.
Sin embargo, en este vertiginoso camino de la información actual -y de las ocasiones en las que seguramente hemos sentido que la cabeza va a estallarnos de tanto que queremos leer y no podemos-, muy pocas veces nos detenemos a analizar a los que la producen y la velocidad con la que deben hacerlo. En materia de literatura, varios escritores se han dado cuenta que, les guste o no, tienen que ir un ritmo acelerado para poder competir con los cientos de estímulos que tratan de acaparar nuestra atención hoy en día: juegos, redes sociales, blogs, noticias, tv y un gran etcétera que parece dejar poco tiempo para vivir el mundo 3D tanto a los consumidores como a los creadores.
Y esto es justamente de lo que habla Julie Bosman en En la era del e-book, los autores deben escribir mucho más, un artículo publicado en Revista Ñ donde habla del caso del algunos escritores quienes ejemplifican a la perfección este sin parar al que se deben enfrentar hoy en día con el fin de mantener el interés de sus lectores; si antes les tomaba quinquenios, décadas o en el mejor de los casos uno o dos años para sacar un nuevo libro, hoy el que más suerte tiene puede darse el lujo de publicar un libro por año y, en su mayoría, dedicarse a escribir cuentos o relatos cortos que publica mientras prepara su libro. Los lectores quieren leerlo y el autor no sólo ha de satisfacer dicha demanda, sino que se debe dividir entre el libro, las historias intermedias, publicación constante en un blog y mantener una comunidad de lectores en sitios de microblogging como es el caso de twitter o en otras redes sociales como Facebook, por mencionar algunos ejemplos.
Es cierto que la velocidad con la cual avanza actualmente la información hace que pocos puedan seguir el ritmo; sin embargo, yo habría creído que este “síntoma” o padecimiento sólo lo vivían aquellos dedicados a escribir en un blog o los periodistas, pero ¿será que todos los escritores perciben esto? ¿todos se ven en la necesidad de avanzar a la misma velocidad?
Y aquí sólo hablamos de la velocidad con la que se crea, porque la calidad ya es un tema aparte.
¿Ustedes qué opinan?
Lo que me preocupa , que esto pueda afectar la calidad y la originalidad del escritor.
Sí, es un tema que debe preocupar porque los autores se ven en la necesidad de ir a un ritmo acelerado imposible. Aunque por otro lado, no dudo que algunos autores prolíficos encuentren fascinante las diversas plataformas donde puede expresarse.
MI opinión es que uno acaba saturándose de todo esto, y si lo que verdaderamente importa es hacer buena literatura, el camino más apropiado no es este, sino el de la calma.
Ahora estoy pasando por la fase de saturación, y he decidido destensar el arco, y dedicarle más tiempo a la vida en 3D, como dice el artículo, el mundo digital, está muy bien, pero en él todos corremos el mismo peligro: la dispersión.
Muy interesante este blog. Lo seguiré vía email. Sobre el postulado… Personalmente creo que sí, en estos tiempos de sobreestímulo hay que escribir más rápido (Siempre mejor) solo que menos páginas. Llevo un proyecto en Amazon en el que quiero hacer experimentos de este tipo. La avisaré cuando lancemos. Gracias por los artículos y sus reflexiones.
Gracias Jean, será interesante seguir este proyecto.