Percepción del libro electrónico entre bibliotecarios

percepción del libro electrónico

El estudio Percepción del libro electrónico y los contenidos digitales entre los profesionales de las bibliotecas de España y Latinoamérica, publicado por la Universidad Tecnológica Metropolitana de Chile en diciembre de 2020, en el No. 114 en la Serie Bibliotecología y Gestión de la Información, es un diagnóstico elaborado por Julio Alonso Arévalo y Antia Alonso Vázquez sobre la percepción y demanda de recursos electrónicos en las bibliotecas de Latinoamérica y España. 

A continuación les comparto algunos de los resultados que considero son particularmente interesantes.

Este estudio está basado en la encuesta realizada anualmente por la revista Library Journal (2015). Para ello, entre el 1 y el 31 de julio de 2018 se levantó una encuesta a 370 profesionales de la información de Latinoamérica y España. La mayoría de las respuestas provienen de México (42.60%) y, por otro lado, la mayoría de las respuestas corresponden a bibliotecas públicas (80.70%).

Lo anterior no deja de sorprender si tomamos en cuenta que las bibliotecas públicas mexicanas no cuentan con un sistema de préstamo digital. De hecho, Digitalee, la apuesta por una plataforma de préstamo digital en bibliotecas públicas de la Dirección General de Bibliotecas lanzada en 2016, comenzó a tener serios problemas en 2018 y dejó de funcionar (sin ningún comunicado oficial por parte de las autoridades bibliotecarias) en marzo de 2019. Durante el tiempo en que se realizó la encuesta, sin embargo, todavía existía una oferta de libros electrónicos en las bibliotecas públicas mexicanas.

El hecho de que las las principales respuestas provienen de México puede deberse también a que el sistema bibliotecario académico es muy grande y, por otro lado, desde hace varios años estas bibliotecas ya ofrecen materiales en formato electrónico. 

También resulta interesante que casi la mitad (49.2%) de los bibliotecarios no son lectores digitales, quizá de ese desconocimiento y falta de familiarización con el formato resulta el miedo a perder usuarios en la biblioteca. Por cierto, que estos bibliotecario también prefieren el formato impreso porque valoran el tacto y el olor, un tema sobre el que ya he hablado bastante y en el que no me voy a detener; sin embargo, no puedo dejar de cuestionar si las preferencias de lectura de los bibliotecarios pueden llegar a ser un obstáculo para ofrecer el formato electrónico en bibliotecas. Así pareciera, al menos, en las bibliotecas mexicanas. 

En cuanto a formatos, es interesante que el PDF sea el formato más utilizado (76.2%), mientras que el ePub se queda en segundo lugar (31.5%). Lo anterior quizá se responda con ese 56.5% que ve en el libro académico el que mayor proyección tiene en formato digital pues, de hecho, los libros y las revistas académicas generalmente se presentan en este formato. 

En relación con el audiolibro, esta encuesta se corresponde con otros estudios que se publican cada año: es el formato que más ha crecido en bibliotecas; sin embargo, sigo encontrando insuficiente ese 35.2% de bibliotecas ofreciéndolo; 61.3% no cuenta con este formato y, no deja de sorprenderme que el 3% de los encuestados no sabe si cuenta con ese formato. 

Por cierto, para el formato electrónico también hubo 5.5% de los encuestados que no supieron si se ofrecía el formato en sus bibliotecas. Sin duda, que los usuarios desconozcan sobre la disponibilidad de estos formatos en las bibliotecas es uno de los grandes pendientes, pero que sea el mismo bibliotecario quien no conozca la oferta de los contenidos en sus bibliotecas es absurdo, por decir lo menos.  

Por otro lado, casi 3/4 de los encuestados consideran que la llegada de los contenidos digitales inciden en la circulación de libros impresos (41.1% considera que sí y 27.3% considera que tal vez). Es curioso y contradictorio que, al mismo tiempo, consideren que la llegada del libro electrónico va a mermar el uso de la biblioteca. 

Conclusiones:

Sin duda, el análisis de esta y otras encuestas similares siempre trae más preguntas que respuestas y este caso no es la excepción. Quedar con más preguntas, nos permite seguir indagando qué pasa con un tema tan apasionante como la lectura en pantalla. 

Esta encuesta, sin embargo, resulta particularmente interesante porque se trata de las percepciones que los profesionales de la información tienen sobre un formato que, de hecho, no es nuevo en bibliotecas, percepciones que son en su mayoría erróneas; quizá valdría preguntarnos si estas percepciones del libro electrónico entre bibliotecarios son las que contribuyen a que siga sin existir una oferta sólida de estos contenidos en las bibliotecas de Latinoamérica.

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