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Hace unos días les hablaba sobre la posibilidad de que los libros electrónicos estuvieran propiciando a leer más y les mostraba algunos estudios que parecen indicar que así está sucediendo; sin embargo, como lo mencionaba en el mismo post, aún es demasiado pronto para dar conclusiones en este tema y, mientras hay estudios que afirman que gracias a los libros electrónicos leemos más, hay otros que aseguran que no se puede hablar realmente de lectura cuando interviene una pantalla.
Sin embargo, no sólo preocupa la cuestión de la lectura profunda y si hay más lectores gracias a los nuevos formatos; también comienza a preocupar las repercusiones de este tipo de lectura en los lectores; al final de mi post comentaba que es muy pronto para conocer realmente como está actuando la lectura, pero en el camino ya podemos encontrar algunos estudios al respecto.
Do E-Books Make It Harder to Remember What You Just Read? (¿Los libros electrónicos hacen más difícil recordar nuestras lecturas?) es un artículo publicado en la revista Times donde se indica que, de acuerdo con algunos neurocientíficos, la lectura electrónica afecta nuestra memoria, es decir, es más difícil recordar lo que hemos leído y datos como los nombres de los personajes no se mantienen tan fácilmente cuando los hemos leído a través de una pantalla.
Kate Garland, profesora en psicología de la Universidad de Leicester en Inglaterra y que es una de las pocas estudiosas del tema, asegura que la lectura en papel nos requiere un mayor ejercicio intelectual al permitir al lector realizar saltos a través de las líneas en los textos que le ayudan a recordar más fácilmente dichos datos, mientras que los libros electrónicos no nos proporcionan estos mismos saltos y, por lo tanto, la lectura se vuelve menos “memorable” por llamarla de alguna manera.
Otro aspecto en favor de la lectura en papel y que favorece la memoria es el contexto espacial, por ejemplo, recordar los personajes en una novela impresa será más sencillo, pues el dato siempre va a estar en la misma página y en la misma posición, mientras que en los libros electrónicos, la posibilidad de cambiar el tamaño de letra, hace que el texto se mueva constantemente, obligando a nuestro cerebro a cambiar el contexto tantas veces sean los cambios de página.
De igual manera, en materia de lectura y memoria el tamaño sí que importa, conforme a Jakob Nielsen, experto en usabilidad web, mientras más pequeña sea la pantalla en la que leamos, menos recordaremos lo leído ya que regresar a una página o buscar en la misma causa más distracciones que el simple cambio de página en los programas de computadora y en los e-readers. Además nuestro cerebro tiene más posibilidad de recordar lo leído si vemos todo el contexto en lugar de tener fragmentos de la información, como ocurre con las pantallas más pequeñas.
Es muy posible que la lectura electrónica esté modificando nuestros cerebros, cómo leemos y cómo recordamos lo leído, pero, y este es un pero muy interesante, existen otros estudios que afirman que la lectura en pantalla está favoreciendo el desarrollo de otras habilidades no menos importantes, de hecho, tanto Garland como Nielsen afirman que los libros electrónicos favorecen otros aspectos. Aunque eso es materia de otro post.
Qué curioso, en lo personal, me resultó todo lo contrario… Había dejado de leer porque padezco de trastornos severos de memoria y nunca avanzaba porque no recordaba lo que había leído el día anterior… Siempre debía comenzar desde cero… Y leer un libro de un tirón es algo muy utópico, considerando los tiempos medidos de los que disponemos a diario. Cuando descubrí los libros electrónicos (los cuales leo desde mi celular) me resistía del solo hecho de pensarlos… Porque amo los libros en papel, su olor, su textura cuando son nuevos y se van ablandando a medida que uno avanza en la lectura… Pero cuando ya no pude leer más, sentí mucha tristeza, me sentí
completamente minusválida, pero eso cambió cuando me uní a un grupo de lectura por facebook (un grupo maravilloso) y le di una oportunidad a los libros electrónicos… O más bien, los libros me la dieron a mi… Leí un promedio de 15 libros al año… Todo un logro al no poder leer ni uno en 20 años…si largos 20 años de frustración superados en una tarde de placentera y genuina lectura.