Hace unos días el tema del costo de los libros electrónicos volvió a cobrar importancia gracias a que el libro electrónico City of Veils escrito por Zoë Ferraris y publicado por Little, Brown & Company, una subsidiaria de Hachette –nunca está de más aclarar que Hachette forma parte de las 5 grandes editoriales en Estados Unidos– salió a la venta en Barnes & Noble al módico costo de US$2.99. En Amazon el libro impreso se encuentra en US$10.00 y en Barnes & Noble lo encontramos en US$11.64.
Aunque hoy en día los costos de los libros electrónicos varían entre los .99 o menos y los $15 o incluso $20; lo cierto es que cuando el libro electrónico entró con fuerza en el mercado de la mano del primer Kindle de Amazon, el precio estándar para los más vendidos fue y sigue siendo US$9.99, de hecho, mucho se ha argumentado que, dado que no existen costos de producción, el costo final de los libros electrónicos debe ser menor al de los libros impresos. Como es de esperar, que un libro (aunque no sea el único caso) de las grandes editoriales este 7 dólares por debajo del estándar ha causado tal revuelo que incluso Rich Adin ha publicado en The digital reader The Value of eBooks: Is $2.99 The New Value? un artículo donde se analiza cuál debería ser el cowto de los libros electrónicos y si lo ocurrido con City of Veils es la puerta de entrada a un nuevo estándar en los precios.
De acuerdo con Adin, una de las razones para que un libro electrónico se venda en $2.99 y no en los clásicos 9.99 o en precios más atractivos como 3.99 o 4.99, se debe a que la experiencia de las editoriales demuestra que los lectores no están dispuestos a pagar más por los e-books de autores desconocidos. Aunque en el post no se elabora ninguna tesis sobre esta falta de disposición para pagar más, me aventuro a creer que aunque el hecho de que sea un autor novel o desconocido influye en la percepción del valor de un libro; los lectores también son conscientes de que los costos de producción de un libro electrónico son nulos o casi inexistentes y por tal motivo no hay razón para pagar más.
Lo anterior nos lleva a preguntarnos ¿cuánto está dispuesto a pagar un lector por un libro electrónico? ¿cuál es el verdadero valor de un libro electrónico? Y lo más importante ¿el valor de un libro electrónico se traduce en el costo?
L preguntas anteriores me llevan también a una encuesta que Nathan Bransford realizara a los lectores de su blog en 2010 y 2011 respecto a los precios que estos están dispuestos a pagar por un libro electrónico cuando la edición en papel cuesta US$25. Los resultados si bien no tienen ningún rigor científico, no dejan de ser interesantes: en 2010 la gran mayoría de sus lectores consideraban que el libro electrónico debía costar entre $10-$14, 29% decían que el costo debía oscilar entre los $5.00-$9.99 y sólo 5% de sus lectores afirmaba que el costo del libro debía ser de $0.01 a $4.99. Para el siguiente año (2011) la percepción de los lectores en cuanto al costo del libro cambió drásticamente: 21% de ellos dijo que el costo debía ser de $0.01 a $4.99, 51% de sus lectores dijo que entre $5.00-$9.99, por último, un reducido 24% dijo que el libro electrónico debía estar arriba de los $10.00.
Repito, estas encuestas no tienen ningún rigor científico; sin embargo, en It doesn’t matter what e-books cost to make publicado por Mathew Ingram en GigaOm hace pocas semanas, se plantea que al lector no le importa lo que cueste hacer un libro, sino lo que va a pagar por él. Se explica que, de hecho, el lector considera los libros electrónicos con un valor menor a los libros en papel en cuanto a su contenido, esto puede deberse a su “volatilidad,” es decir, a que los contenidos pueden cambiar en la misma edición y sin previo aviso al lector que ya ha comprado el material, mientras que en el caso de los libros impresos esto es imposible a menos que surjan nuevas ediciones. Otra posible causa de la baja estima de los libros electrónicos se relaciona con la falta de calidad en la edición en un texto con errores ortográficos, gramaticales, de sintaxis o tipográficos que denotan una ausencia de editor que puede a su vez ser percibido como una falta de seriedad por no estar publicado por los medios tradicionales.
Definitivamente no es una tarea nada sencilla ponerle precio a los libros electrónicos, especialmente cuando muchos consideran que estos no son valiosos y los ven como productos desechables. ¿Ustedes qué opinan, cuánto están dispuestos a pagar por ellos?